Una guía de registro básica se compone de un círculo de no más de 5 milímetros, atravesado por dos líneas cruzadas proporcionalmente más grandes que el círculo, formando así un retículo. Es imprescindible que el mismo retículo esté presente en cada uno de los colores a imprimir y en la misma ubicación, de modo que sirva de guía al impresor cuando imprima un color sobre el otro.
En una impresión común que se usa cuatricromia (CMYK), un mal registro se puede apreciar cuando los retículos no se imprimen uno encima del otro. En el ejemplo, todos los colores están movidos y sólo se cruzan parcialmente.
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